Rothemburg, ciudad de cuentos de hadas, en Alemania

by - mayo 23, 2021



Rotemburgo, o Rothemburg ob der Tauber, está ubicado en el cruce de la Ruta Romántica y la Ruta de los Castillos, en el estado federado de Baviera. Hasta el año de 1803 fue una Ciudad Imperial Libre y hoy en día es una atracción turística de fama mundial por su bien conservado centro medieval.


A unos 180 kilómetros de Frankfurt, algo más de 2 horas y media en tren, bien merece una visita, pues el casco histórico de este pequeño pueblo de sólo 10.000 habitantes aún conserva sus murallas, fuentes, plazas y tabernas originales, como si el tiempo se hubiera detenido en la Edad Media.



Un poco de historia

Rothenburg ob der Tauber, es su nombre completo, tuvo su origen en el año 970 aproximadamente, cuando se creó la parroquia de Detwang en el Valle del Tauber. En 1274 el rey Rudolph le concedió la categoría de Ciudad Libre. Para finales del siglo XIV Rothenburg era una ciudad autónoma cuya única autoridad era el emperador, lo que la convirtió en Ciudad Imperial.


Los siguientes fueron siglos de expansión, tanto en cantidad de población como en territorio. Pero en el siglo XVI se produjo la Revolución Campesina que debilitó la economía y la fortaleza política de Rothenburg.


Entre 1802 y 1803 perdió su rango de Ciudad Imperial y en 1810 debió ceder parte de su territorio a Würtemberg. La recuperación comenzó en 1873 con la llegada del ferrocarril. Conocida por su característica de “ciudad vieja”, era el lugar elegido como residencia de descanso por artistas, escritores y académicos. También el turismo general comenzó a fluir.


Durante las últimas semanas de la II Guerra Mundial un bombardeo estadounidense arrasó con el 45% de la ciudad antigua, pero el resto permaneció en pie. Lo destruido se reconstruyó siguiendo el estilo original medieval.



Qué ver y hacer en Rotemburgo - Rothemburg 

  1. Admira sus construcciones originales
  2. Descubre sus murallas originales
  3. Admira el castillo y sus jardines
  4. Visita alguna de sus iglesias
  5. Aprovecha para degustar su gastronomía


1.- Admira sus edificios originales

Nada mejor que caminar a tu aire recorriendo sus plazas y jardines y admirar los antiguos edificios originales. Algunos realmente especiales:

Feuerleinserker, y su mirador del siglo XVII

                


Hegereiterhaus, la antigua cocina del hospital, con un típico tejado puntiagudo y una torre con linterna a la que se accede por una escalera en espiral.



Fleish und Tanzhaus, o Casa de Baile de Carnicería (el piso inferior era carnicería y el superior salón de baile), con el típico entramado de madera que cubre totalmente el frente.



Marktplatz, la Plaza del Mercado donde, desde hace cientos de años, funciona un mercado semanal y se realizan las fiestas de la ciudad.



2.- Descubre sus murallas originales

Rothenburg aún conserva sus murallas originales que protegían la ciudad. Había 42 puertas y torres alrededor de la muralla. Las puertas más interesantes:

Klingentor, con su torre de 30 metros que, desde el siglo XVI, se convirtió en torre de agua y alimenta las fuentes de agua potable de la ciudad.



Markusturm, o Torre de San Marcos, una torre que, en conjunto con la fuente Röderbrunnen y el Arco Röderbogen del siglo XII, forma una de las vistas más famosas de la ciudad.



Rathaustrum es la torre gótica del Ayuntamiento. En la parte superior hay una plataforma para ver la ciudad desde lo alto. Se accede a través de 220 escalones.



Rodertor es una pequeña puerta flanqueada por dos casetas de guardia con techos puntiagudos. La torre principal, del siglo XIII, es la parte más antigua del conjunto.



3.- Admira el Castillo y sus Jardines

Junto al castillo de los Hohenstaufen de 1142, que fue destruido por un terremoto en 1356 y sólo se reconstruyó la Capilla de San Blas, se encuentran un precioso jardín geométrico de los siglos XVII y XVIII.



4.- Visita alguna de sus numerosas iglesias

La más importante es la Iglesia de Santiago (St. Jakobs Kirche), terminada en 1458. La joya de la iglesia es el Altar de la Sagrada Sangre, realizado entre 1499 y 1505, que representa la Última Cena.


La Iglesia de San Juan (St Johannis Kirche) es una de las pocas iglesias católicas de la ciudad. En el 1200 el edificio era la sede de la Orden de los Caballeros de San Juan. La renovación del año 1400 le dio su actual aspecto gótico. Y aunque todos los edificios tienen su encanto, hay algunos que llamarán particularmente tu atención.



5.- Tómate un vino y degusta su gastronomía

Comer y beber en Rothenburg es sinónimo de placer culinario, especialmente vinícola. Gracias a la viva tradición regional y a los buenos oficios, Rothenburg ob der Tauber fue distinguido en mayo de 2018 por el Ministerio Bávaro de Alimentación, Agricultura y Floresta como una de las 100 localidades de placer bávaras, no en vano “Gozar junto al Tauber” es una iniciativa culinaria de los gastrónomos y hoteleros más destacados de Rothenburg ob der Tauber.

Scheneeballen

Las especialidades proceden de la gran cocina de Franconia y Hohenlohe, y sus platos se acompañan de vino desde tiempos inmemoriales, preparándose con los ingredientes que ofrece la naturaleza de la región, por ejemplo la manzana Tauber de Wettring o el aguardiente francón de espelta semimadura. 



Cuentan con los productos de los molinos que se esparcen a lo largo del Tauber y con la buena carne de los corderos de Franconia y Hohenlohe. El ganso y el pato forman parte de los productos como el corzo y el ciervo de nuestras reservas de caza.



Algunas especialidades son sencillas, como los platos de cuaresma o ayuno de los peregrinos del Camino de Santiago, mientras otras son especiales, como los caracoles del Tauber o el azafrán de Franconia.

Flor de azafrán

Si no te hemos convencido para visitar Rothemburg, debes saber que, estando en Frankfurt, las comunicaciones en tren son excelentes, en poco más de una hora podrás llegar también a Berlín, la ciudad que se reinventó a sí misma después de la caída del Muro. Y si vas a seguir recorriendo Alemania, no dejes de visitar Munich, otra ciudad donde el pasado histórico convive con la modernidad industrial.

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