Islandia. Historia e himno.
¿Has oído hablar de Islandia, flor humilde en la eternidad? Y... ¿sabes de dónde viene? Humilde flor con una trémula lágrima que reza y muere...
Un poco de historia
El primer asentamiento humano en la isla ocurrió en el año 874, quedando registros escritos del establecimiento de diversas familias escandinavas durante los siglos IX y X.
En el siglo XII, Ari Þorgilson recopiló escritos con todos los datos, y su manuscrito afirma que el vikingo Naddoðr, en busca de las Islas Feroe, perdió el rumbo y llegó accidentalmente a Islandia, pero no permaneció en el país. Poco después, el sueco Garðarr Svavarsson quien también llegó a la isla, la bordeó, y tras pasar un invierno en Húsavík y se marchó a otras tierras.
Tras él llegó Flóki Vilgerðarson, sabedor de que existía la tierra que Svavarsson había bautizado como Garðarshólmi o Islote de Garðar. Tampoco quiso quedarse en esta tierra a la que llamó Ísland o País de los Hielos. Imagino que el frío del invierno le escandalizó...
Posteriormente Ingólfur Arnarson desembarcó en el sur con sus gentes, aunque realmente se establecieron definitivamente más al oeste, en un lugar que llamó Reykja Vík (Humeante Bahía). Por entonces corría el año 874 dC... y así empiezan a conocerse los orígenes e historia antigua de Islandia.
Himno de Islandia
Desde el primer momento en que pisé Islandia noté que bajo mis pies la tierra estaba viva, y que todo podía saltar por los aires estallando en mil pedazos ¡jamás he sentido nada parecido!... Y es que, construida de lava, rasgada de suroeste a nordeste y con un laberinto de cámaras de magma presionando cerca de la superficie, Islandia evidencia la fragilidad y la levedad, quizá más que ningún otro lugar del mundo...
Y creo que algo parecido a eso que yo sentí, es habitual cuando pisas sus tierras, pues el poema musicalizado de la Lofsöngur, hoy Himno de Islandia, abunda en esta misma idea y no en la del orgullo de raza y el ardor guerrero o el dios propio y exclusivo. El himno islandés, la Lofsöngur, es en honor a un dios cósmico, al desconocido motor del universo y de la vida y describe los mil años de presencia humana en Islandia como una pequeña flor, una efímera flor en la eternidad, en cuyos pétalos tiembla una lágrima mientras reza a ese dios universal y muere:
¡Oh, Dios de nuestra tierra! ¡Oh, de nuestra tierra Señor!
Veneramos tu santo, santo nombre.
Todos los soles de los cielos componen tu corona
y son tus legiones las eras del tiempo
porque para ti un día es igual que mil años
y mil años son solamente un día;
una humilde flor en Tu eternidad, con una trémula lágrima,
que reza a su Dios y muere.
¡Mil años de Islandia!
¡Mil años de Islandia!
Una pequeña flor en la eternidad que llora una lágrima,
reza a su Dios y muere.
La metáfora de la pequeña flor y la trémula lágrima alude a los mil años de la nación islandesa pero también a la propia isla, cuyos fiordos dibujan pétalos y al gran glaciar Vatnajökull con sus lagos interiores y las fuerzas telúricas que se agitan y pugnan bajo el peso de los hielos.
Esas fuerzas dieron origen a la tierra más joven de mundo y su amenaza pende sobre los islandeses, que en más de una ocasión durante estos mil años, sufrieron hambrunas y mortandad y se vieron forzados a abandonar el país, por la erupción de sus volcanes: el Hekla en 1004, el Katla en 1755, el Laki en 1783, el Askjá en 1875, o el más conocido, e impronunciable, volcán Eyjafjallajökull, en 2010.
Erupción del volcán Eyjafjallajökull, en 2010 |
Precioso himno ¿verdad? Como preciosa es toda Islandia, la isla más grande de Europa. Una maravilla de país, te invito a conocerlo con nosotros en los siguientes enlaces:
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