NOSOTROS EN ISLANDIA

by - noviembre 02, 2019



Si habéis leído el resto de nuestros post sobre Islandia, seguro que este verano la visitáis, si aún no lo tenéis claro, seguid leyendo... Aquí os vamos a contar nuestra experiencia, la realidad de lo que hicimos, vimos y vivimos ¡¡¡realmente fascinante!!!. Irremediable, si la visitáis os vais a enamorar.

Cráter Kerid
Los dos primeros días, fueron tan brutales que no era capaz de asimilar todo lo que estaba viendo, a veces me faltaba el aire, no podía ser real que en tan poco tiempo y espacio estuviera disfrutando de tales maravillas de la naturaleza: géiseres, cascadas, volcanes y cráteres, grietas de placas tectónicas, campos de lava, icebergs, glaciares, playas de arena negra con sus aviones abandonados, ... no podía ser real, pero lo es, en Islandia todo esto es real a muy pocos kilómetros de tu alojamiento.

Para visitar Islandia por tu cuenta como nosotros hicimos, solo hay que decidirse, no hace falta ser demasiado valiente, no hagas demasiado caso a eso de que: “es muy caro, hace mucho frío, siempre llueve...”. Ni caso, te cuento:

¿Respecto al frío y la lluvia? 
Pues te abrigas/equipas y ya está. Por supuesto elige entre los meses de mayo y septiembre, como mucho entre abril y octubre, a partir de ahí no te arriesgues pues posiblemente estará todo cubierto de nieve y no podrás moverte por tí mismo en coche. Las casas e instalaciones están muy bien equipadas, así que no te pases con la ropa, viste a capas para poder ir quitándote lo que te sobra (pues te aseguro que en algunos momentos pasarás calor).

¿Respecto al dinero? 
Pues te cuento lo que nos gastamos aproximadamente. Eso sí, lo reservamos todo en abril-mayo (más bien abril), sale más económico y tienes más dónde elegir: 

  • El vuelo lo buscamos a través de Skyscanner y volamos a Reikiavik desde Alicante directo con Norwegian. Los tres nos costó unos 1000€. 
  • El alojamiento lo buscamos en Booking, pero finalmente contratamos esa misma cabaña con Airbnb por la mitad de precio: unos 900€ (8 noches). Aunque nosotros éramos 3, su capacidad era para 6 personas. Se encontraba en Hraunborgir, cerca de Selfoss y junto al cráter Kerid. ¡¡Un gran acierto!!.


  • El coche se encargó de buscarlo mi chati que es experto en eso, nos costó unos 500€ par los 8 días. Nosotros cogimos un utilitario normal pues no pensábamos salir por zonas muy inhóspitas, sólo zonas del Círculo Dorado y playas de Vik i Mirdal. Si piensas hacer algo más arriesgado cógete un 4x4 (por cierto, fíjate en los modelos de allí, son alucinantes, te dan una idea de la nieve que se acumula por esos sitios...). 
  • La gasolina cuesta unos 215 ISK el litro, es decir, 1,60 euros aproximadamente.
  • Nosotros el desayuno y la cena la hacíamos en nuestra cabaña y la comida nos salía por alrededor de unos 60 – 70 euros los dos ( “miniyó” todavía va con su termo de sólidos la mayor parte de los días). Los supermercados son más caros que en España pero nada del otro mundo. 
  • ¿Y el resto? Pues ya depende lo que quieras gastarte... Si has viajado por las Islas Británicas, Noruega, Suecia, el nivel de vida es más o menos similar.

¿Qué vimos e hicimos?

Día 1: Alicante – Reikiavik

Volamos desde Alicante en vuelo directo con Norwegian. El vuelo tarda unas 4 horas, ten en cuenta que hay una diferencia horaria de dos horas. A la llegada al aeropuerto nos acercamos al rent-a-car para recoger nuestro coche (llovía a mares) y nos dirigimos hacia el alojamiento.

Nos alojamos en Hraunborgir, una zona de cabañas muy cercana al Cráter Kerid, pasábamos todos los días por el lado cuando cogíamos el coche para ir a cualquier lugar.... En sus orígenes, esta zona debió ser una especie de camping con una zona compartida de piscina, parque para niños y bar, pero parece que esto no funcionó muy bien y está todo cerrado, alquilan las cabañas por libre y ya está. Para mí esto fue un poco decepcionante puesto que pensaba aprovechar el parque y la piscina (de aguas termales) con “miniyó” y el bar con mi chati...

No obstante, la cabaña nos encantó, su ubicación era ideal y su acondicionamiento perfecto. Tiene todo lo que puedes necesitar para pasar una semana con todas las comodidades y en una zona privilegiada. 




Sólo le sacaría una pega, no sé si fue mala suerte o normalmente es así, y es que en la terraza de la casa hay una pequeña piscina/jacuzzi de uso propio que se suponía que funcionaba a la perfección, pero no pudimos meternos a probarla (y te juro que lo intentamos con ahínco) de lo caliente que estaba...

Te dejo un mapa de la zona de cabañas pues nosotros nos perdimos un poco a la llegada.

Nuestra cabaña estaba la 3ª calle a la derecha: Holmasund 7


Día 2: Cráter Kerid, géiseres Geysir y Strokkur y cascada Gullfoss

Este día fue realmente espectacular, no pensábamos hacer mucho, acercarnos a Selfoss para ir de compras y avituallamiento para la casita, pasarnos por el cráter y poco más, pero nos fuimos liando y acabamos visitando algunas de las maravillas naturales más impactantes de Islandia, había momentos en que era incapaz de asimilar lo que había bajo mis pies. Sin duda ¡¡Islandia es un país donde la tierra está viva!!

Así que vimos nuestro querido el Cráter Kerid, al ladito de nuestro alojamiento, donde recopilamos un montón de fotos chulísimas.


Después visitamos los géiseres, muy cerca del cráter y ya en pleno círculo dorado.

       
   
El Geysir ya no emana agua, sin embargo el Strokkur sí, normalmente un chorro de agua cada 7 minutos más o menos, y excepcionalmente, dos chorros seguidos. Pues nuestra suerte fue que nada más llegar vimos como escupía un chorro y acto seguido el segundo, y encima mi chati estaba haciendo un vídeo y lo grabó todo ¿qué mas se puede pedir?


Y para acabar, así como quien no quiere la cosa, nos acercamos a la Cascada Gullfoss ¡¡impresionante!!! no he visto otra cosa igual en la vida... Litros y litros de agua cuyas gotitas en suspensión se mezclaban con la lluvia que empezó a caer, de lo lindo, en cuanto llegamos a la cascada.




Y del ruido ¿qué me dices? Realmente ensordecedor...




Día 3: zona de Vík i Mídal y cascadas de Skogafoss y Seljalandfoss y glaciar Myrdalsjökull.

El tercer día prometía ser tranquilito pues nada podía superar lo que ya habíamos visto, qué ingenuos nosotros... Islandia siempre tiene algo más que ofrecerte, allí la naturaleza te abruma, es brutal.



Hicimos una tirada de alrededor de 2h de carretera para llegar a las playas negras de Vík y Mírdal (por cierto, en Vík comimos unos Fish & Chips deliciosos en una especie de gasolinera que había en la carretera principal). Sube al mirador, arriba del todo en la montaña y disfruta de sus playas negras, el arco y las columnas de Reynisfjara.



Aconsejan subir en 4x4, nosotros íbamos en un turismo normal y estaba bastante enfangado pues llovió todo el día anterior, aún así nos arriesgamos, todo salió bien y, por supuesto, mereció la pena. Fue el único lugar de los que visitamos en el que sentimos que con un todo terreno hubiera sido mejor, el resto del viaje sin dificultades en ningún sitio.

Ya de vuelta vimos parados algunos coches y gente que caminaba hacia la playa, pensé que estaría bien coger un poquito de arena negra a modo de souvenir, así que allí bajamos y comenzamos a caminar. Sabía que por alguna de esas playas estaba el avión abandonado, un DC-3 que se accidentó por los años 70... y conforme íbamos caminando supe que era allí, que si conseguíamos andar durante 4 km con “miniyó”, al final nuestra recompensa sería el avión. Y así fue...




La vida, a veces, nos regala cosas increíbles, y en los viajes, soy muy consciente de esto pues normalmente tenemos mucha suerte. Esta vez nos regaló un maravilloso arcoiris sobre el avión abandonado ¡¡espectacular!! Por supuesto hicimos otro book de fotos...


A mitad de camino descubrimos que había un autobús que hacía el trayecto de ida y vuelta. Por supuesto, la vuelta la hicimos en bus, creo recordar que nos constó un dineral, pero fue un dinero bien invertido.

Continuamos la carretera, vimos a lo lejos el glaciar Myrdalsjökull y coches que se acercaban hacia allí. No estaba en nuestros planes visitarlo por la distancia, pero al ver los coches ir pensamos que tal vez no estaría muy lejos, así que hacia allá que nos fuimos, y ¡oye, otro acierto!!. Estuvimos en el glaciar y vimos los pequeños icebergs flotando... Guauuuu, qué suertudos...




Desde aquí mismo organizaban excursiones guiadas para ir caminando sobre el iceberg. Puedes alquilar los crampones y todo el equipo que te haga falta, nosotros no lo hicimos, ya habíamos tenido bastante.
Por cierto, echa un vistazo a los coches por esta zona... son una mezcla entre 4x4 y tanques ¡¡!! Alucinantes....



Pero el día no había acabado, a la vuelta vimos la Cascada de Skogafoss, donde también nos hinchamos a hacer fotos... Se puede ver desde bajo, desde el mirador de arriba o desde ambos. Nosotros no subimos, nos conformamos con verla desde bajo (recuerda que nos habíamos pegado una caminata de 4 km hacia el avión).



En Islandia te pasa con las cascadas como en Escocia, Irlanda o Gales con los castillos, ves tantos que al final ni siquiera te molestas en para a verlos de cerca. Pero en este caso, algo nos decía que no podíamos pasar por de largo por delante de la cascada Seljalandfoss, sin parar a verla. Menos mal...

Me encantó, porque puedes pasear por dentro de la caída del agua casi sin mojarte, casi... eso la hace realmente especial. Y por supuesto, otro book de fotos...


Y ahora ya sí que, reventados y extasiados, dimos el día por acabado. “Miniyö” volvió todo el camino durmiendo.

Día 4: Reikiavik

Para nosotros visitar Reikiavik fue algo así como el descanso del guerrero, después de dos días alucinantes, el cuerpo nos pedía algo de ciudad.



Si quieres más información sobre qué ver y hacer en Reikiavik, visita nuestro POST.

Éste no fue un gran día si comparas con el resto y todo lo que pudimos ver, así que ya te adelanto, que si no tienes tiempo suficiente no es necesario que visites Reikiavik, Islandia tiene muchas más cosas que ofrecerte.

Lo más destacable para nosotros, fueron los perritos calientes que nos comimos en el puesto callejero más famoso del lugar (Islendingar borda SS pylsur), tanto que volvimos a comernos otro un par de días después.




Consejo: aprovecho para animarte a reservar un alojamiento alejado de la capital y alquilar un coche, haz el viaje por tu cuenta, te ahorrarás un dineral. Si te alojas en Reikiavik y contratas excursiones (que ya te adelanto que hay muchísimas y a todas partes), te saldrá cada una por 300 – 400 euros, si te planteas visitar Islandia de este modo y ver todo lo que nosotros vimos, sí te saldrá carísimo. Mi consejo es que lo organices por tu cuenta.


Día 5: Parque Nacional de Thingvellir y Secreet Lagoon.

Fue otro día chulísimo, aunque ya no al nivel de los dos primeros. Nos dirigimos al Parque Nacional de Thingvellir y lago Pingvellir. Podrás pasear por la grieta que separa las placas tectónicas norteamericana y euroasiática ¿eres consciente de lo que eso significa?




Si te gusta el submarinismo, aquí podrás contratar una ruta de buceo por el lago bajo las placas tectónicas. Como en todas partes en Islandia, te ofrecerán todo el equipamiento que necesites para realizar esta experiencia.

Cerca de allí se encuentra la cascada Hjalparfoss, por supuesto no es de las más espectaculares, su encanto radica en que es muy poco conocida y la visitarás tu solo tras un encantador paseito de menos de 5 minutos.



Para acabar el día visitamos la Secret Lagoon, sería la alternativa menos turística y concurrida al Blue Lagoon, ya sabes que nosotros huimos de las aglomeraciones de turistas, y también es bastante, bastante más económica. Está muy cerca del Círculo de Oro con lo cual, nos pillaba de camino a casa. En ella podrás disfrutar de sus aguas termales y tomarte una cervecita en su bar.



Es una experiencia que hay que probar, dicen que no es de recibo visitar la isla y no bañarte en alguno de sus humeantes manantiales termales, así que no olvides llevarte el bañador. Como allí siempre hace frío, aunque vayas en agosto verás salir el humillo del vapor de agua de tu piel caliente al contacto con el ambiente...




Día 6: Ruinas de Selatangar y Área Geotermal de Seltum

Las visitas de este día, para mí fueron gratamente sorprendentes, ya no nos quedaban muchos lugares que visitar cercanos a nuestra zona de confort (ya sabéis: máximo dos hora de trayecto en coche), así que nos arriesgamos a visitar el Parque Nacional de Selatangar, en la península de Reykjanes.



Asombrosas las ruinas y sobre todo, los campos de lava de Selatangar, allí también me surtí de algunas piedrecitas a modo de souvenir. Es un lugar muy poco turístico que te aconsejo que visites, sobre todo si te interesa ver kilómetros y kilómetros de campos de lava, son así como dunas de un paisaje lunar en tonos verdosos y rojizos. A mí me encantó...




Muy cerca visitamos el Área Geotermal de Seltum, otro de los lugares donde percibes que la tierra, en Islandia, está viva. Es una pequeña zona de tierras termales que visitas paseando por encima de una pasarela. Verás y escucharás las fumarolas y cómo fluye el agua hirviendo de la tierra, además de un característico olor a azufre.



Si estás cerca de Reikiavik y tienes tiempo, no dudes en visitarlo, por supuesto es mucho más recomendable que pasar el día en la ciudad, además, está muy, muy cerca de The Blue Lagoon, así que si no te has traído el bañador puede ser una visita alternativa a la laguna, y gratis.


Ese día comimos en Grindavík, en un restaurante que tenía el esqueleto de una ballena en la puerta. Riquísima la comida e impresionante el esqueleto. Está claro, Islandia ya nos había ganado, nos tenía metiditos en el bolsillo...




Día 7: Avistamiento de ballenas, delfines y marsopas.

Nuevamente nos acercamos al puerto de Reikiavik donde habíamos contratado un crucero para el avistamiento de ballenas. Nos comimos un perrito caliente y nos dirigimos hacia el Amelia Rose con el que hicimos nuestro SeaTrip.


     

¿Qué te puedo decir? No vimos ballenas como se ven en Argentina, pero sí estaban allí, no saltaban delante de nosotros pero veíamos sus sombras, y cuando se nos ocurrió mirar el móvil para ver a cuántos grados estábamos, descubrimos que estábamos navegando por el Mar de Gloenlandia ¡¡¡¡ALUCINANTE!!!.


        

Por cierto, estábamos a 10 grados, aunque hacía un frío polar (¿cómo no? estábamos en Gloenlandia...). Al día siguiente, ya de vuelta, en el aeropuerto, nos encontramos con un conocido (el mundo es un pañuelo), que nos dijo que habíamos tenido muchísima suerte con el clima, que esa semana había sido de las más calurosas del verano y prácticamente no había llovido... Ya os digo. Somos uno tipos con suerte...

De regreso a nuestra casita junto al Cráter Kerid, mi chati no paraba de decir que el cielo estaba raro, que de esa noche no pasaba sin que viéramos auroras boreales. Como comprenderéis yo no le hacía mucho caso, tampoco es que sea experto en auroras boreales, pensaba yo... Pero tenía razón, fue el último de los regalos que Islandia nos tenía preparados, el cielo se convirtió en una especie de discoteca en tornos verdes y amarillos ¡¡¡ el cielo estaba vivo y se movía cambiando de color sobre nuestras cabezas!!!.

Por supuesto, la foto no hace justicia a lo que allí vivimos
¡¡Increíble!!! Hay gente que hace viajes exclusivamente a la caza de las auroras boreales y se vuelve sin haber visto ninguna, y nosotros estuvimos viéndolas durante casi dos horas en la puerta de nuestra casita, con un frío que pelaba, eso sí. ¿Somos unos suertudos o no?.


Día 8: Zoo y parque de atracciones

El último día, con resaca de auroras boreales y ya pensando en nuestro “hogar, dulce hogar”, lo dedicamos en exclusiva a “miniyó”. Visitamos el pequeño zoológico, sobre todo con animales autóctonos, y el parque de atracciones que está unido (chulísimo parque, la verdad).




Y de allí al aeropuerto y pa´casa que ya está bien, a preparar el próximo.

Resumiendo: ha sido un viaje espectacular en el que todo ha salido muy bien y en el que hemos visto y disfrutado mucho más de lo que podíamos imaginar al planearlo. Islandia parece otro planeta, hemos viajado bastante, pero éste, ha sido un viaje realmente impactante, no dejaba de decir a cada paso: “aquí la tierra está viva”... Es una sensación única y muy extraña... en ocasiones te lleva a pensar que esta isla desaparecerá en unos años (espero que en miles de millones años), tanto volcán, tanta naturaleza en ebullición... hay momentos en que crees que todo va a saltar por los aires.

No te lo pienses más, no dudes en visitar Islandia que, por mucho que digan, no es tan caro, ni está tan lejos, ni hace tanto frío. Y mi consejo: que lo organices por tu cuenta.



Para más información visita nuestras entradas:


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